sábado, 14 de noviembre de 2015

BORRADOR AUTOBIOGRAFÍA




Construyendo mi sendero de vida.

Llegar a convertirme en lo que hoy soy, no ha sido una tarea para nada fácil. Todo ha sido fruto de un proceso constante que indudablemente a través de mis acciones y la manera como voy desenvolviéndome al enfrentar situaciones cotidianas, demuestran que he mejorado. Mi propósito con este texto es poner a la disposición de los lectores interesados, una porción de mi vida, un pedacito de mi historia en la que son muchas las personas que han contribuido a mi formación de forma directa o indirecta; una historia que ha tenido como epicentro de los mejores momentos de mi vida mi ciudad natal, esa pequeña parte del mundo en la que Dios me concedió la dicha de nacer, del cual hablaré más adelante. Además deseo hablar aquí de mi proyección futura, lo que estoy construyendo ahora, en el presente.
Pues bien, mi nombre es María Camila Franco Rosero nací el 6 de enero de 1998, en el municipio de Tumaco en el departamento de Nariño, (Colombia). Tumaco es una tierra excepcional cuenta con una reserva de recursos naturales representados en la riqueza de su flora y fauna. Esta tierra está llena de gente alegre, risueña, con sueños e ilusiones. Pese a las vicisitudes dadas a causa de alteraciones del orden público, yo no la cambio por nada, es decir me siento orgullosa de ser nativa de este lugar y de tener la fortuna de decir que puedo contemplar las maravillas de la naturaleza que cada amanecer y atardecer a la orilla del mar Dios nos regala a los pobladores de ésta hermosa tierra, a la cual la llaman la perla del pacifico.
Cuando aún vivía en Tumaco, pues ahora por motivos académicos tuve que trasladarme a la ciudad de Cali, mis padres me comentan que a la edad de 5-6 años aproximadamente, cuando iba junto a ellos y mi hermana al Morro, que así se llama la playa de mi municipio, yo era muy temerosa no dejaba que me llevaran, así fuese cargada, con ellos hasta un lugar más profundo en el mar, dicen que me quedaba en la orilla jugando con la arena y con las olas que atracaban. Era una época excepcional de mi vida y  aunque no la recuerdo con detalles, en mi mente conservo las recopilaciones de los relatos de mis padres, abuelos, tíos, y primos mayores, quienes han significado para mí y para este escrito, la fuente más inmediata para reconstruir este lapso de tiempo de vida.
Al refrán popular “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” yo le haría una pequeña modificación pues creo es algo radical, yo diría mejor “nadie valora lo que tiene hasta que se percata de su significado”. A mí me pasa esto, lamentablemente ahora que estoy lejos reparo lo mágico que es vivir cerca del mar, y poder disfrutar todo tipo de espectáculos que escenarios como estos ofrecen, la comida, la música, la alegría, las festividades etcétera. Ahora, verdaderamente valoro estas maravillas que Dios a través de la naturaleza nos regala con el fin de proporcionarnos paz serenidad, tranquilidad y felicidad. Esto es lo que me transmite volver a mi casa y visitar estas playas y a mis seres queridos, sin duda alguna me hacen olvidar las preocupaciones y el estrés de todo un semestre de arduo trabajo perseverancia, caídas y triunfos que pude haber experimentado estando lejos de mi hogar.
En mi tiempo libre me agrada mucho tocar la guitarra, hacer planes de paseos con mi familia y leer obras literarias, como también artículos de índole científico, pues no puedo desconectarme completamente de mi proceso de formación profesional. En este último punto, es decir en la lectura quiero detenerme un poco, y hacer remembranza de ese momento en que poco a poco aprendí a leer y a plasmar mis ideas en un papel. Ahora lo hago de forma espontánea pero hubo un momento que el haber aprendido a hacerlo significó una de mis mayores hazañas. Difícilmente lo recuerdo porque estoy hablando de un hecho que más o menos ocurrió hace unos 12 años, en mi memoria guardo algunos momentos significativos de este importante momento y de mis motivaciones de aquellos tiempos.
Desde siempre me he sentido atraída por aprender; significa para mí un reto descubrir nuevas cosas, hacer uso de mi curiosidad constantemente fue lo que de manera muy primitiva me llevo a concatenar sílabas formando palabras con sonidos muy interesantes en su momento para mí. Cuentan mis padres que mis inicios en la lectura estuvieron marcados por la observación y asociación de significados, yo decía saber leer pero a decir verdad no lo hacía solo repetía las palabras correspondientes a los logotipos que observaba y que eran muy representativos para mí de alguna manera como marcas de productos comestibles, de aseo, escolares etc. Pues una etapa inconsciente pues sin darme cuenta estaba escalando mi primer peldaño en el proceso de la lectura, cuando entre al grado preescolar en la escuela integrada numero 3 yo ya tenía un bagaje en la lectura, asociaba silabas y palabras y apresar de no conocer su escritura estaba en la capacidad de determinar su significado gracias a la simple observación motivada por mi asombro y curiosidad por saber lo que eran.
Bien, ahora estoy aquí, en la ciudad de Cali en la Universidad Icesi. Una universidad que me ha acogido con amor, que me ha abierto sus puertas para lograr mi formación profesional y en la cual he conocido personas maravillosas con valores humanos muy bellos, con conocimientos de las ciencias muy amplios y con toda la paciencia y la dedicación me han aportado muchas cosas buenas para mi formación integral esto es académica y personal. Durante la construcción de mi autobiografía he hecho una retrospección de mis tiempos de infante, hilados entre una historia y otra en capítulos pasados. Aquí puedo decir que ya tengo mi proyecto de vida visualizado en épocas de colegio más cerca de convertirse en una misión cumplida. 
Desde el colegio he venido construyendo un listado de sueños metas y propósitos algunos de los cuales hoy ya son una realidad, otros tal vez, tendrán que esperar un poco más, pero de lo que estoy segura es que en este momento puedo decir que parte de mis ideales se están cumpliendo prueba de ello es hacer parte de la comunidad universitaria Icesi adelantando estudios de Química farmacéutica. Me siento muy feliz por este logro, puesto que gracias a mi esfuerzo y al apoyo de mi familia ingresé aquí y me mantengo firme en mi propósito de salir adelante. El programa de química farmacéutica me apasiona mucho puesto que gracias al contenido del pensum he tomado cursos en los que he comprendido el funcionamiento de diversos procesos biológicos y químicos, los fundamentos de las ciencias y otros aspectos que me han llevado a descubrir lo maravillosa que es la naturaleza y que me motivan a vencer las dificultades académicas y continuar adentrándome en el mundo de la ciencia.
Finalmente,  considero que el realizar actividades de este tipo son sumamente interesantes y con una razón de formación muy amplio. Sin duda alguna, la elaboración de este escrito fue un proceso contante no surgió de la noche a la mañana sino que es el producto de varias reescrituras, en ocasiones no lo voy a negar se tornó algo tedioso no obstante ahora que ya está casi terminado veo la recompensa y lo gratificante de ofrecer un texto de esta categoría a mis compañeros de clase especialmente pero también ofertado para cualquier interesado.
La invitación que no puede faltar,la enuncio instándolos a ustedes amigos lectores a vivir cada etapa de sus vidas intensamente, guardando cada momento inolvidable en las mejores cámaras fotográficas: la mente y el corazón, aquí yacen esos cimientos que harán evocar dichos eventos como inolvidables. No vivamos por vivir vivamos para recordar y asi no perdemos el norte del puerto al que queremos llegar.


RESEÑA HÉCTOR ABAD

Reseña capítulo 7 El olvido que seremos. 


Un médico contra el dolor y el fanatismo.

Abad, F, Héctor. El olvido que seremos: capítulo 7,"Un médico contra el dolor y el fanatismo". Planeta: Bogotá. Edición 23. 8 páginas. 2006. 
 
Héctor Abad Faciolince, es  uno de los escritores más destacados de Colombia, además de escritor, se ha desempeñado como crítico literario, columnista,  y periodista. Entre muchas de sus obras publicadas se destaca Basura y El olvido que seremos, siendo ésta  última una de las más representativas pues claramente evidencia la personalidad de su padre (Dr. Héctor Abad)  a quien lo miraba como el mejor modelo a seguir e inspiración  para convertirse en lo que hoy es. A través de sus obras se pude percibir su gran interés por temáticas relacionadas con los derechos humanos, y todo aquello que como sociedad les atañe. 

En el capítulo N° 7 de su obra El olvido que seremos, Héctor Abad narra que a su padre siempre le interesó que él y sus hermanas conocieran la realidad que vivían muchos niños de su misma edad a causa de las múltiples necesidades básicas insatisfechas, como también, por medio de su ejemplo, les demostraba lo gratificante que era poner los  conocimientos que adquirieran al servicio de quienes lo necesitaran. El doctor Abad realizaba constantemente visitas a los barrios miserables de Medellín en compañía de un médico de origen estadounidense llamado Richard Saunders, con quien se asoció para promover reformas que generaran un mayor contentamiento a nivel social,  a través de un programa llamado “future for the children”.

Indudablemente, el  agua limpia era para el doctor Abad, durante esa época, una de sus mayores obsesiones y en verdad, lo fue hasta el final. En sus campañas por los barrios y pueblos aledaños a la ciudad, infundía en las personas la cultura de mantener limpias sus dispensas de agua, como también el hábito adecuado para la disposición de excretas  y la vigilancia constante al alcantarillado. Narra el capítulo,  que su obstinado deseo por garantizar el saneamiento básico de la población, lo llevó en sus años de estudio, a publicar, en un periódico una serie de artículos, en los cuales criticaba duramente las instalaciones del acueducto, y las malas condiciones de la leche. Lo llamativo de sus denuncias es que  no tenían fines políticos, sino un profundo sentimiento de compasión por el sufrimiento de sus congéneres y más aún porque se trataba de males que podían ser prevenidos con una simple chispa de activismo social. 

La vocación que profesaba el doctor Abad tenía un enfoque muy distinto a la de otros médicos,  por cuanto su interés no era atender en consultorios a pacientes y a enfermos sino más bien  procurar un contacto permanente con la comunidad, de manera que se ejerciera más la medicina preventiva y comunitaria que curativa e individualista.
Ahora bien, a partir de las ideas que el autor expone, es posible adoptar una postura de simpatía y concordancia frente a la manera tan diferente y comprometida del ejercicio de la profesión de su padre como médico. La lectura de este capítulo especialmente despierta en quien lo lee esa sensación de  reconocimiento y concientización de la realidad actual de la sociedad. Esto en el tema de salud pública es vital para garantizar el cubrimiento de las necesidades básicas que  deben propender por el bienestar de toda una comunidad.

Gratifica mucho leer esta obra y puntualmente este capítulo, pues en verdad es admirable la labor realizada por el padre del autor quien siempre estuvo al tanto de la comunidad, de sus necesidades, y en la búsqueda de soluciones efectivas, a sus vicisitudes. Llevando este análisis al contexto social actual, amerita pensar  que hay un déficit de personajes como el doctor Abad Faciolince. Esto es desafortunado y queda en evidencia cuando una gran proporción de profesionales si bien tienen puesto su enfoque en la solución de problemas que surgen, no hacen una vista retrospectiva para atacar la raíz de los mismos, entonces, las soluciones que plantean son  poco  eficaces y consigo muchos los  ciudadanos afectados.

Al  él (la) lector(a) de esta reseña, le insto a difundirse en la bella historia que narra Héctor Abad Faciolince en su obra El olvido que seremos, la cual sin duda suscita, como en este capítulo, un sentido reflexivo muy profundo. Aún más para mí y para muchos profesionales en proceso de formación que necesitamos reaccionar  y comenzar a despegarnos de modelos sistemáticos de aprendizaje que limitan nuestra visión real de los contextos que enfrentamos. 

Apostemos a aprender de una forma no mecánica ni  buscando ser los mejores en nuestra profesión  sino más bien  trabajar en aras  de  la optimización de la misma a través del desarrollo de habilidades y destrezas que nos vuelvan más competentes y creativos a la hora de proponer reformas que contribuyan al crecimiento de nuestros congéneres, esto en realidad, es lo que a mi modo de ver refleja la razón de hacer lo que un día nos propusimos querer ser. 

María Camila Franco Rosero
septiembre 08 2015  




viernes, 23 de octubre de 2015

Presentación oral Louis Pasteur

https://www.youtube.com/watch?v=PAGwiQ9XPdg&feature=youtu.be

Reseña biografía Louis Pasteur

 


Louis Pasteur un ilustre de la ciencia.


Grandes científicos: Louis Pasteur. Vida de Louis Pasteur. 2 páginas. NF. En línea. Disponible en:http://www.batanga.com/curiosidades/2010/07/06/grandes-cientificos-louis-pasteur

 Sorprendentemente todo lo que rodea el planeta  tienen sus bases en la química, se puede decir que sin duda alguna esta rige innumerables procesos que ocurren en la naturaleza y en el organismo humano. En el transitar evolutivo que ha tenido el campo de la química, han sobresalido una cantidad representativa de personajes  gracias a sus aportes en el progreso y desarrollo de esta rama científica;  prueba de ello es Louis Pasteur, quien con sus experimentaciones hizo valiosas contribuciones a la microbiología, la química, y la medicina. 
                         
Nació el 27 de diciembre de 1822 en Dole departamento de Jura en Francia. Estudió en la École Normale Supérieure de París, y egresó como profesor de química de la universidad de Estrasburgo entre 1847-1853. Conformó una familia feliz al lado de Marie Laurent, con quien tuvo 5 hijos, la muerte de uno de ellos a causa de la fiebre tifoidea fue el detonante para ir más allá de sus límites en el conocimiento  científico, buscando la  cura para las enfermedades.

Para enrrutarse por ésta  área, Louis Pasteur empezó por descubrir  que los organismos participaban en la fermentación de los alimentos, y que era posible inhibir su acción o incluso eliminarla, mediante la técnica de la pasteurización (lleva su nombre en honor a Él) que consistía en someter a cambios bruscos de temperatura las sustancias, esto destruía a dichos organismos. Con ésta técnica hoy en día muchas industrias garantizan la calidad de sus productos alimenticios. 

Otro de sus destacados aportes, lo fue la cooperación  a la refutación de la teoría de la generación espontánea, y   la comprensión de la teoría microbiana de la enfermedad.  En cuanto a ésta  última,   dedujo luego de arduas  experimentaciones,  que los organismos bacterianos son los causantes de múltiples enfermedades.  Este evento marcó una valiosa contribución a la medicina, puesto que  gracias a sus  saberes químicos referentes a los efectos  farmacoterapeuticos  de muchos compuestos  logró la generación de los antibióticos, gracias a los cuales muchas vidas han sido salvadas. Por su parte la teoría de la generación espontánea puedo ser refutada, con el hecho de que Pasteur logró demostrar que los organismos no aparecen en los medios de la nada, sino que los  invaden.   

En el campo de la farmacia el descubrimiento y desarrollo de las vacunas como medio para la prevención de múltiples enfermedades, como el cólera, ántrax, y la rabia fue una de sus últimas  y sin duda,   una de sus más representativas contribuciones. Louis Pasteur falleció el 28 de septiembre  de 1895 en París tras sufrir un derrame cerebral. Posterior a su muerte, obtuvo múltiples congratulaciones  como la Medalla Leeuwenhoek,  de igual manera muchas instituciones de índole científico, llevan su nombre en homenaje a su significativa trayectoria. 

En conclusión, veo pertinente  rescatar la importancia de personajes ilustres como lo fue Louis Pasteur en mi campo profesional que es la química farmacéutica, pues gracias a sus experimentaciones y postulados científicos hoy es posible el desarrollo de fármacos que inhabilitan la acción de agentes patógenos en el organismo, como también la prolongación de  la vida de las personas con calidad, pues lamentablemente en épocas antiguas muchas personas fallecían a causa de la ignorancia de las razones que originaban las enfermedades. 

La invitación que hago a mis compañeros de clase es que como profesionales en proceso de formación nos interesemos por conocer la historia de nuestras corrientes de aprendizaje  y los personajes que la marcaron  para apropiarnos de ella y proponer nuevos aportes que conlleven a construir un conocimiento más profundo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
MARÍA CAMILA FRANCO ROSERO 
OCTUBRE DE 2015.