CAPÍTULO 1

Leyendo  y escribiendo en mis primeros pasos: una fase inconsciente
La lectura como un ente fundamental del aprendizaje.
 
Recuerdo mi infancia como la etapa más bonita de mi vida. ¿me equivoco? no lo sé, pero de lo que si estoy segura es que no había nada mejor que jugar días enteros, hacer travesuras, y aprender cada día algo nuevo;  quizá no como exigencia  sino por el simple deseo de curiosidad que me despertaba cada cosa que conocía y de lo cual me asombraba. La lectura no fue la excepción,  fue una de esas habilidades que desarrolle mediante un proceso tan complejo paro a la vez tan natural y divertido que pareció un verdadero juego. Cuenta mi mamá que mis inicios en la lectura fueron  a través de la observación y asociación de significados. Mi historia lectora se daba a partir del reconocimiento de las diferentes marcas, logotipos, íconos, empaques y frases de productos de aseo, comestibles, mecatos, y bebidas, que se anunciaban en los medios masivos de comunicación como la radio, la  televisión, los periódicos, revistas del momento, o simplemente en las cajitas que se encontraban en la casa  las cuales yo decía “saber leer” simplemente porque escuchaba a los demás que llamaban esos productos por tal o cual nombre. 

Según mi mamá cuando íbamos a la tienda por un cubo de “magui,” yo leía con mucha dedicación varias veces en el empaque la palabra "ma-gui" solo porque reconocía la gallinita blanca y las inconfundibles letras de esta palabra. Igual sucedía con el llamativo lorito verde, de pico amarillo posado en una rama el cual pertenecía al producto Yupi, escrito en unas letras gordas verdes de bordes rojos. Yo decía leer  la etiqueta Coca-Cola, Col-ga-te, Salsa de tomate Fru-co, Avena quaker; y cuando me peguntaban intencionalmente para comprobar mi habilidad lectora yo con mucha seguridad les repetía lo que yo había asociado en mi cerebro como significado; consecuencia  de la escucha y repetición inconsciente que yo hacía de ellos. Esto se tornaba sorprendentemente divertido... pues me basaba en la iconografía y no en la grafía. Este último proceso lo  desarrollé más tarde cuando mi mamá quien fue mi primera maestra empezó a enseñarme en casa las letras, empezando por las inolvidables cinco vocales precedidas por las letras consonantes, con las cuales posteriormente poco a poco fui adquiriendo destreza para formar sílabas y para aprender a leerlas correctamente en palabras y frases. Más adelante en la escuela cuando tenía cuatro años, mi maestra de preescolar y las de primaria me disciplinaron para aprender a leer bien, (es decir a reconocer la grafía de las palabras)  fue así como al terminar mi grado primero y segundo de primaria ya tenía un completo dominio  en términos de lectura y  unas cuantas nociones muy básicas de la escritura, todo gracias a  la cartilla "Nacho", la cual me brindó ese primer acercamiento a la construcción de palabras y luego a la generación de ideas con sentido, a través de la  combinación de las mismas. 






1 comentario:

  1. Hola María Camila, considero que en esta historia debes organizar un poco mas tus ideas para evitar ser un poco redundante en ellas, principalmente en el segundo párrafo, aunque cabe resaltar que sustentas cada idea. Ademas, establecer algunos signos de puntuación que hacen falta.

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